Parecía un día normal aquella mañana del 18 de septiembre de 2012 para los trabajadores del Complejo Procesador de Gas Burgos, ubicado en el kilómetro 19 de la carretera Reynosa-Monterrey.
En cuestión de minutos, la rutina laboral se convirtió en el escenario de una tragedia que marcó a la ciudad.
Fueron cientos de trabajadores los que intervinieron tras el siniestro. De acuerdo con la cifra oficial, 30 personas perdieron la vida y muchos más resultaron lesionados.
Hoy, al cumplirse 13 años de aquel trágico capítulo, aún permanece vivo el recuerdo de la magnitud de lo ocurrido.
En medio de la emergencia, un empleado de Petróleos Mexicanos describió la situación con desesperación: “Acaba de reventar una línea en el kilómetro 19, estamos presenciando el problema ahorita. Nosotros lo que estamos haciendo es enfriar nuestros tanques, miren esta es la línea que vino a dar para acá de la explosión”.
El estruendo se pudo sentir a muchos kilómetros a la redonda, mientras los trabajadores trataban de controlar el fuego.
Otro empleado narraba en ese momento las difíciles condiciones: “Es demasiado el calor, es demasiado la radiación…”.
A 13 años de la tragedia, las causas que provocaron el siniestro en unas instalaciones que en ese entonces apenas contaban con tres años de haber sido inauguradas, aún se desconocen, dejando abierta una de las páginas más dolorosas en la historia reciente de Reynosa.