La niñez migrante recupera su infancia en albergues

Los niños migrantes en la frontera de Tamaulipas alzaron su voz el año pasado a través de una consulta organizada por el Sistema Estatal de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), donde expresaron las necesidades que más extrañaban de sus lugares de origen. De forma unánime, los menores coincidieron en que los juegos y la convivencia escolar eran elementos fundamentales para ellos. En respuesta a estas inquietudes, se crearon los "espacios amigables con enfoque en la infancia", aulas destinadas al aprendizaje y el juego en los albergues para migrantes.

Ivette Salazar Márquez, secretaria ejecutiva de SIPINNA en Tamaulipas, explicó: “Se les brinda el derecho a la educación, así como al esparcimiento. Estos espacios han sido creados tanto por organizaciones civiles como por el gobierno para garantizar los derechos de las niñas, niños y adolescentes durante su estancia en lugares donde han sido vulnerados”.

Uno de estos espacios, recién inaugurado en el albergue Senda de Vida en Reynosa, tiene capacidad para atender hasta a 200 menores. Este centro se suma a otros tres en la región, con dos más en Reynosa y uno en Matamoros, alcanzando un total de cuatro centros destinados al cuidado y atención de los niños migrantes.

Entre los asistentes al evento de inauguración estaba Edison, un hombre migrante originario de Colombia, quien conmovido observaba cómo su hija, tras haber enfrentado situaciones difíciles en su travesía, recuperaba parte de su infancia a través del juego y la educación. “Me alegra verla feliz, le regresó la infancia. Si ella es feliz, yo soy feliz”, comentó emocionado.

Estos espacios amigables también se están promoviendo en otras áreas donde se brinda atención a menores en situación de vulnerabilidad. Jorge Luis Beas Gámez, subsecretario de Legalidad y Servicios Gubernamentales, indicó: “Se han establecido espacios amigables en la Comisión Estatal de Víctimas, en el sistema DIF estatal y en la dirección de Defensoría. Todos estos lugares implican la presencia de niños en situaciones de vulnerabilidad”.

Además de ofrecer un entorno seguro para el juego y el aprendizaje, estos centros representan un alivio para los padres migrantes, quienes se preocupan por el acceso a una educación formal para sus hijos. Héctor Silva, director del albergue Senda de Vida, destacó: “Muchos padres llegan afligidos porque sus hijos no han ido a la escuela. Aquí, mientras esperan su cita, los niños podrán seguir estudiando y superarse”.

En este sentido, Ivette Salazar Márquez agregó: “La Secretaría de Educación va a impartir clases aquí, al igual que otras organizaciones. Se ha implementado una modalidad que garantiza que los niños puedan asistir tanto a las escuelas como recibir clases en los albergues, asegurando su derecho a la educación”.

Estos esfuerzos buscan no solo proteger a los niños migrantes, sino también asegurar que, aun en medio de la difícil situación que enfrentan, puedan acceder a la educación y continuar su desarrollo integral.