Desde el pequeño poblado de Comales, Tamaulipas, surgió una gran muestra de solidaridad que logró cruzar fronteras y tocar corazones.
Encabezados por el profesor Luis Eduardo Alvarado López, alumnos, padres de familia y vecinos de la comunidad se unieron para reunir toneladas de ayuda humanitaria destinadas a las familias afectadas por las recientes inundaciones en el estado de Veracruz.
Contra todo pronóstico, el grupo logró llegar hasta los municipios más golpeados por la contingencia, donde hicieron entrega directa de los víveres y artículos básicos recolectados en su comunidad.
“Hay personas que estamos aquí presentes, pero atrás de todos nosotros hay muchísima gente. Yo soy maestro de primaria y créame que muchas despensas del granito de arena que pusieron muchas de las personas, una parte fueron mis alumnos. Yo trabajo en un poblado que se llama Comales, municipio de Camargo, Tamaulipas, y tanto niños como padres de familia y la comunidad en general hicieron todo esto posible para poder llegar aquí”, expresó el profesor Luis Eduardo Alvarado López.

El docente explicó que la iniciativa nació como un acto de educación en valores, impulsando en sus estudiantes la empatía y la generosidad.
Los niños no dudaron en desprenderse de productos de despensa y artículos de primera necesidad, con la intención de apoyar a quienes más lo necesitaban.
Gracias a este gesto, el pueblo veracruzano ahora reconoce a Comales como una comunidad solidaria y de gran corazón.
“En verdad aquí se conoce la gente, tienen mucho corazón para estar con cada uno de nosotros y compartir. Muchísimas gracias, nosotros con el corazón adelante, que más nos queda y agradecer a todos ustedes la ayuda. Poza Rica está saliendo adelante gracias a ustedes porque el gobierno nos ha ayudado”, compartió una de las familias afectadas al recibir la ayuda.
Aunque las condiciones en Veracruz han mejorado parcialmente, las familias damnificadas continúan enfrentando grandes dificultades. Entre lodo, humedad y pérdidas materiales, la necesidad de apoyo sigue latente.
“En verdad fue devastador, minimizaron la situación, pero ustedes pueden ver que es devastador. Llevamos días tratando de sacar el lodo y no se puede, la poquita ropa que tenemos se nos vuelve a ensuciar. Es impresionante, pero el ver cómo llega la ayuda, todo ese cariño, de verdad gracias infinitas y que Dios los bendiga a todos”, expresó Gabriela Azuara, una de las personas afectadas por la inundación.
El profesor Luis regresó a Tamaulipas con el compromiso de seguir sumando esfuerzos y motivando a su comunidad a continuar con las acciones de ayuda desinteresada hacia quienes más lo necesitan.
“Tal vez no sea muchísima ayuda, pero algo aportamos y los niños lo dieron con mucho gusto, y aquí estamos entregándoselo a todos ustedes. No quisimos llevarla a otro lugar porque causa desconfianza”, concluyó el maestro.
La historia del profe Luis y su comunidad demuestra que incluso desde los lugares más pequeños pueden surgir los gestos más grandes de humanidad, recordando que la educación con valores puede transformar vidas mucho más allá de las aulas.