No se vale que quienes vivimos en Nuevo León tengamos que seguir arriesgando nuestras vidas cada vez que manejamos por los cruces del tren, porque nadie se ha encargado de que se pongan señalamientos de alerta y sobre todo plumas que cierren el cruce cuando pasa el tren como debería ocurrir por ley.
Por ello es difícil de creer que una empresa como la ferroviaria Kansas City Southern, que está invirtiendo $100 millones de dólares en un puente fronterizo, no pueda poner plumas de seguridad en los cruces de trenes que tiene en Monterrey.
No ocurre todos los días que se construya un segundo puente internacional ferroviario –o sea, de uso exclusivo para trenes– entre México y Estados Unidos.
México tiene sólo un puente de este tipo, localizado, como habría de esperarse, en Nuevo Laredo y actualmente concesionado a la empresa Canadian Pacific Kansas City –antes Kansas City Southern–, la cual opera tantas como la mitad de las vías de trenes en nuestro país.
Pues bueno, ahora México y Estados Unidos van a tener un segundo puente internacional para trenes de carga –está en construcción y se estima terminar en 2024–, del cual la inversión completa la pone la empresa en cuestión, Canadian Pacific Kansas City.
Y no es todo en lo que está gastando, CPKC trae una inversión total de $300 millones de dólares para proyectos que incluyen obras en Nuevo Laredo, Celaya y San Luis Potosí.
Claro, y es que este emporio ferroviario internacional –el único que cruza desde Canadá hasta Costa Rica– espera beneficiarse del nearshoring, y tan sólo con su nuevo puente en Laredo van a incrementar ¡de 30 a 60 los cruces diarios de trenes!
Entonces con toda esa abundancia, la empresa no es capaz de dedicar un mínimo porcentaje de esos montos para poner barreras y señalamientos en sus cruces de trenes urbanos para resguardar la vida de los regios, cuando Monterrey es ¡la ciudad más grande de las que opera en México!
No es creíble que sigan pasándose la pelotita y diciendo que “no ponen plumas porque se las roban” y que sólo las pondrán “si las autoridades mejoran su vigilancia”.
¡Que las pongan ya! y que luego, en el remoto caso de que les vuelvan a robar, ¡que entonces sí le echen en cara a la autoridad!