En años anteriores de lo que la gente más se quejaba era del precio de las cosas y como todo estaba subiendo constantemente por la inflación.
Hoy, afortunadamente ese no es tema, y aunque sí justamente los alimentos están teniendo un aumento considerable, nada que ver con lo que se vivía en los ochentas y noventas en México.
Lo que hoy sí es tema y que no escuchábamos en aquellos tiempos en Monterrey, es la preocupación por la contaminación y el daño que nos está causando en la salud.
Como que los regios despertamos al darnos cuenta que esas gigantescas fábricas que tenemos aquí cerca, si bien nos han dado empleo y sustento importante a esta ciudad industrial, puede ser un arma de doble filo por la mugre que al mismo tiempo avientan.
La gente tiene claro que industrias públicas y privadas, si bien pueden ser grandes aliados económicos, pueden también ser gigantescas fuentes de enfermedad para los habitantes de una zona urbana
¿Cuál es la solución? Reubicarlas, sacarlas a todas de la zona habitada, es difícil y caro.
Quizá algunas no tengan más remedio que moverse, eventualmente, pero existe otra opción que por ser más realista debe intentarse primero, que es ponerle filtros y sistemas que retienen o procesan la contaminación de manera que no salga al aire o al agua.
Es necesario que el gobierno transparente las cifras de la emisiones que realiza cada empresa y que compromiso adquieren para disminuir la contaminación.
La verdad tiene que estar sobre la mesa, a la vista de todos, para poder exigirle cumplimiento a los que hoy nos contaminan.