“Como una parte de mi”, así es como define Briana a "Chato", su fiel compañero de aventuras; su caballo.
"Chato" llegó a la vida de Briana cuando ella apenas tenía 8 años; un potrillo como regalo de cumpleaños que marcaría el inicio de una conexión única.
Han pasado cinco años y hoy, de vez en cuando, "Chato" acompaña a Briana a la escuela.
Mientras otros llegan en auto, ella recorre las calles del municipio de Linares, Nuevo León, a caballo.

Su papá o su abuelo la acompañan a pie, cargando su mochila, mientras ella avanza a paso firme sobre el lomo de "Chato".
Pero la ruta a clases es solo una parte de su historia. Aunque "Chato" vive con sus abuelos, no hay un solo día en que Briana no lo visite y los fines de semana, cuando la mayoría de los adolescentes duermen hasta tarde, Briana madruga para ir a casa de sus abuelos.
Ahí la espera "Chato". Lo alimenta, lo baña, lo prepara para las cabalgatas por el monte.

Fue su abuelo quien le inculcó el amor a los caballos y le enseñó a cuidarlos.
El galope juntos no termina. Briana sueña con una gran fiesta de 15 años donde "Chato" también sea el protagonista.
Además, en el futuro quiere tener más caballos; su ilusión es que su familia, principalmente, su abuelo, su papá, su hermanita y sus primos, puedan salir juntos a galopar, compartiendo esa misma alegría y libertad que ella siente con "Chato".

