Se imagina siempre respirar directamente las emisiones que la empresa Álcali, de grupo Vitro, lanza todos los días.
Para doña Silvia es una realidad y las afectaciones son cada vez más difíciles de sobrellevar.
Ella vive con su esposo en Villas de Álcali, a menos de un kilómetro de donde la compañía emite sus vapores contaminantes y deja volar las toneladas de polvo de salmueras que tiene al aire libre.
"Pues todas las mañana amanezco yo y mi esposo con una tosecita y agripados", dijo.
Silvia no tiene pensión y lo que gana vendiendo frituras a veces ni le alcanza para tratarse las afectaciones que ha desarrollado en las vías respiratorias.
Vive prácticamente al día, esperando que la venta sea buena para asegurar sus remedios y medicinas.
"Se hacen gastos tanto de servicios aquí en la casa y pues con lo que nosotros vendemos de frituras a veces sí la vemos muy complicado", mencionó.
La historia de doña Silvia no es un caso aislado en el sector, y quienes pueden dar cuenta de esto son los doctores que diariamente consultan a cientos de pacientes con las mismas afectaciones.
Y es justo por eso que tanto doña Silvia como quienes habitan en el sector esperan que la autoridad los voltee a ver antes de que la contaminación de Vitro los afecte todavía más.