El capitán Juan Antonio Fraustro lleva 34 años apagando fuegos.Ha sido bombero durante más de la mitad de su vida, oficio que su papá le heredó.Cuando se sube al camión de Bomberos Nuevo León, sabe que es hora de jugársela."Cuando nos llaman a un servicio, no sabemos a que nos enfrentamos. Trabajar con gasolina, con líquidos combustibles o tanques de gas, que en cualquier rato sabe uno que puede haber una explosión, ese es un riesgo", comentó.Junto con sus compañeros, se enfrenta a la muerte, principalmente cuando el fuego está en sitios muy cerrados, donde la temperatura sube hasta 500 grados centígrados."No podemos ni respirar, tenemos que usar un tanque de aire comprimido, para poder entrar a esos lugares", explicó.Su familia cumple con encomendarlo a Dios."Me bendicen, que mas pueden hacer, saben que esto es lo que me gusta, esto es lo que me da satisfacción y cuando uno sale a hacer lo que le gusta, ya no trabaja uno", confesó.En el 2022, esta heroica corporación prestó casi 7 mil servicios en baldíos, tiraderos, ríos, empresas, comercios, casas y vehículos, y en muchos de esos siniestros el capitán Fraustro estuvo ahí.Él seguirá con la misión de salvar vidas y salvar propiedades.Y fiel a su vocación: "Bombero por siempre".