A veces, nuestra pasión llega tarde o temprano, para Samantha, su amor al arte circense llegó hace más de una década.
"Empecé desde niña, me atrajo mucho el circo, los payasos y decidí entrar a un grupo de payasos alrededor de 2012, estaban muy de moda los ballets de payasos en las fiestas, a partir de ahí, entré a un grupo y aprendí a malabar con aros, pelotas, clavas, que fue en lo que me enfoqué. De ahí me gustó, lo aprendí, ahí me quedé y me encantó. Wow, uno entra en un trance muy bonito", dijo Samantha.
Orgullosamente regiomontana y siendo madre joven, Samantha hizo de su pasión su trabajo para sacar adelante a su hijo.
"Me dedico a educarme a mí, a sobrevivir y también para la educación de mi hijo, para el sustento para mi hijo viene de aquí y estoy orgullosa de eso"
"Quiero que él encuentre su pasión y que se entregue así como yo la encontré y puedo vivir de ello, entonces es creíble y es posible que el la pueda encontrar. Si me encantaría que hiciera lo que hago yo, aquí estoy en la mejor disposición de enseñarle", añadió Samantha.
El que quiere, puede y Samantha hará todo lo posible para darle un sustento a su hijo gracias a esta pasión que encontró hace ya 11 años.