Mayté Elizabeth nació a las 28 semanas de gestación y solamente pesó un kilo con 50 gramos.
Tras la cirugía en el Hospital número 6 del IMSS, su mamá Adalmina Hernández batalló para recuperarse. No pudo estar con ella.
El papá, José Nataren, temía lo peor.
Pero los médicos y el personal de apoyo la sacaron adelante con ayuda del programa Papá Oso.
El programa se activa para que cuando la mamá no pueda estar con el recién nacido prematuro, el papá lo haga, como todo un “papá oso” protector, y se involucre con él para fortalecer el desarrollo y crecimiento.
En el área de pediatría se instala un espacio con música suave y luz tenue para que “papá oso” tenga apego con el bebé y le de amor y caricias.
Sí, le canta y le lee cuentos.
Aplica para los bebés que ya no necesitan oxígeno, pero que tienen bajo peso y requieren fortalecer el vínculo con sus papás.
Don José lo logró y la campana de la victoria sonó. Ese fue el aviso de que la bebita ya podía irse a su casa.
La neonatóloga María de Jesús Ramírez explica esta atención especial.
“Con el papá también favorece un mayor crecimiento, menores infecciones, menor tiempo de hospitalización”.
La pequeña ya tiene dos meses y tres semanas de nacida y sólo regresa para su chequeo.
Hoy, todo es felicidad en la familia.
