A pesar de los avances en la tecnología, principalmente en relojes y dispositivos móviles, el oficio de relojero no ha desaparecido.
José lleva 40 años siendo relojero y nos cuenta que aún hay trabajo para este antiguo oficio.
"40 años, yo tengo 40 años siendo relojero, yo aprendí en México", dijo José Hernández.
Dice que aunque haya disminuido la demanda, aún las personas adultas y algunos jóvenes usan los relojes clásicos, que cuentan con mecanismo interno el cual él se dedica a arreglar.
Uno de los problemas que ha tenido que enfrentar durante estos años es la mala fama de los relojeros, debido a que colegas suelen inflar los precios de los arreglos, haciendo que las personas prefieran comprar un reloj nuevo que arreglar el que ya tienen.
"Yo veo mal, que se encajen con el cliente, va usted a joyería y ahí le dicen tanto la pila cuando las pilas son baratas. Yo tengo mire mucha pila, tengo extensión y tengo todo lo que a mí no me gusta es así ser con el cliente", mencionó.