Para muchos mexicanos, el solo escuchar la voz de Blas o recordar al Mago Frank es viajar directo a la infancia. A esas mañanas de televisión donde la ilusión y la risa se mezclaban con un toque de magia.
Este domingo, en un encuentro entre los mejores magos internacionales y nacionales, el Mago Frank recibió el Enigma Award, por su aporte a enaltecer y enriquecer el arte de la magia en nuestro país.
“Esto no es más que cosechar lo que he sembrado durante 57 años”, dijo conmovido. “Es un premio por trayectoria, pero no algo que yo merezca, porque lo que hago es con amor. Cuando haces tu trabajo con amor, ahí está la verdadera magia”, declaró.
Frank recuerda que su pasión comenzó cuando tenía apenas 12 años. “Empecé jugando… en la secundaria seguía jugando, y en la universidad, mientras estudiaba comunicación, seguía jugando”, contó entre risas, acompañado de su inseparable compañero.

“Ya están haciendo cuentas”, interrumpió Blas con su característico humor.
El Mago Frank confesó que su llegada a la televisión fue una bendición, una de esas coincidencias que cambian la vida.
“No lo busqué. Empecé en los años 80 y estar en la televisión fue un regalo de Dios.”
Y aunque los años han pasado, la esencia sigue intacta. “No ha habido cambio, sigo haciendo fiestas infantiles, televisión y shows nocturnos. Pero mi fuente principal de trabajo son las fiestas, ahí está la verdadera magia”, dijo.
Mientras tanto, Blas, con sus 47 años de vida escénica, sigue travieso como siempre. “Yo sigo siendo un conejito chiquito, el que se hizo viejo fue Frank”, bromeó.

Con su humor tierno, el conejo añadió: “He crecido igual que los niños que me veían. Ellos sí están ‘ruquitos’, pero yo sigo siendo niño.”
El Mago Frank aprovechó para recordar que la magia en vivo tiene un valor irremplazable: “Lo bonito de la magia es verla frente a tus ojitos.Te obliga a creer, a sentir. Y esa magia no la hace el mago, sino tú, en tu mente. Si tienes la sensibilidad de disfrutar, es mágico.”
En un momento emotivo, el mago y ventrílocuo agradeció al público por tantos años de cariño, “Doy gracias a Dios por permitirme todos estos años, y al público, por aguantar al conejo Blas.”
El mago Frank junto a su conejo Blas, destacan que la magia no está en los trucos, sino en la capacidad de seguir asombrándose como un niño.