Para mitigar el frío no queda otra que hacer una fogata
La familia otomí de doña Genoveva Mejía no tiene nada: sólo dos cuartitos de madera y lámina... y muchas rendijas por donde entra el frío, en La Alianza, en Monterrey.
Literal: hace más frío adentro que afuera.
La onda gélida ingresa por todos los resquicios, y para mitigar el frío no queda otra que hacer una fogata, en un predio de la calle 29 de Mayo.
"Se mete el frío, no tenemos calentador, tenemos que prender la fogata, sí, la fogata, y nos calentamos", dice.
Dejaron su natal Veracruz en pos del sueño regio.
"Llevamos tres años aquí en Monterrey, venimos de afuera, venimos a trabajar para salir adelante. Allá en el ranchito donde vivíamos no hay trabajo y es difícil para conseguir dinero allá", aclara.
Su marido y un hijo trabajan en la obra, pero no alcanza, y encima enfrentan una amenaza de desalojo del predio irregular donde viven.
"Estoy batallando porque Fomerrey me quiere sacar, ellos saben que yo necesito el terreno, no tengo donde vivir", lamenta.
Pero ya resolvió: "No me voy a salir porque sí lo necesito".
Esta es la súplica de una madre: "Sí, que me apoyen en este asunto".
Ante lo onda gélida, los frijolitos de la olla no pueden faltar.
En la lumbre, le echan más agua a la olla para hacerlos rendir, pues son varias bocas que alimentar.
Por lo pronto, la jornada fría de este miércoles ya la libraron.
Y esperan ayuda para enfrentar lo que viene, porque el invierno apenas comienza.
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