La colonia Independencia volvió a latir con un solo corazón la madrugada de este 12 de diciembre, cuando alrededor de 150 mil feligreses se reunieron frente a la Basílica de Guadalupe para cantarle las tradicionales mañanitas a la Virgen Morena, en una jornada que mezcló fervor, música, danza y relatos de fe que se han pasado de generación en generación.
Desde la noche anterior, el ambiente se transformó en una verdadera fiesta religiosa: los tambores de las danzas de matachines resonaron sin descanso, largas peregrinaciones avanzaron por las empinadas calles del Cerro de la Loma Larga y familias enteras caminaron cargando flores, veladoras y promesas. El olor a copal, las luces de colores y la música de marimba acompañaron el tránsito continuo que envolvió el santuario desde el 11 de diciembre y que seguirá hasta la madrugada del día 12.
En medio del fervor, la misa principal fue guiada por el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, quien ofreció un mensaje de esperanza y unidad ante miles de creyentes que llenaron el recinto. La celebración se iluminó aún más cuando un grupo de mariachis entonó las mañanitas dentro de la basílica, provocando que los asistentes rompieran en aplausos y elevaran sus voces al unísono en honor a la Virgen de Guadalupe.
Entre quienes llegaron con emoción y recuerdos a cuestas estuvo Frida Maldonado, para quien este día representa mucho más que una tradición: es un legado familiar marcado por la devoción de su abuelo.
“Mi abuelo sacaba una peregrinación toda la vida. Yo creo que tiene más de 60 años esa tradición. Cuando él falleció, estaba en el hospital y decía: ‘Voy a salir antes del 11 para hacer la peregrinación’. Pero murió el 10 de diciembre. Nosotros sentimos que la Virgen fue por él, que era un guadalupano de corazón y un Juan Diego. Por eso este día es muy importante para toda mi familia”, compartió conmovida.
Frida recordó también que su abuelo organizaba recorridos multitudinarios que iniciaban en la iglesia Pío X y avanzaban hasta la Independencia, acompañados por marimba, banda y danzas tradicionales que se iban sumando en el camino. “Era una presentación enorme, y como éramos mucha familia en la colonia, todas las peregrinaciones se iban juntando. Para mí tiene un valor enorme. Mi mamá es machina y yo fui viejo de la danza. Es algo que llevamos en el corazón”, relató.
La fuerza de la celebración no solo convoca a regiomontanos. Feligreses llegan desde otros estados e incluso desde el extranjero. Tal es el caso de quienes viajan desde Dallas, Texas, guiados por la necesidad de agradecer.
“Tenemos conocimiento de la Virgen y de los milagros que ha hecho. Ya es tradición venir cada año porque nos nace de corazón. Mi familia está bien, tengo salud, tenemos trabajo, venimos a agradecer y a visitar a la familia”, compartió un devoto que viajó en compañía de sus tíos.
Entre los testimonios más profundos estuvo el de Oliver, hoy adolescente, quien asegura que su vida está marcada por un momento que atribuye directamente a la intercesión de la Virgen.
“Yo vengo cada año porque me atropellaron y me morí cinco minutos en la plancha… y volví a revivir”, dijo con una serenidad que contrastaba con la fuerza de sus palabras.
“Me tapó la mano y me dijo que no era mi momento. Por eso vengo a darle las gracias. Tenía siete años cuando pasó. He venido muchas veces caminando. Gracias a Dios”, expresó mientras su madre lo abrazaba.
La jornada también contó con la presencia del gobernador Samuel García, su esposa Mariana Rodríguez y parte del gabinete estatal, quienes acudieron a la misa de la medianoche.
Por su parte, Erick Cavazos, director de Protección Civil de Nuevo León, informó que el operativo especial para la celebración se ha mantenido en orden y con atención constante ante el enorme flujo de visitantes.
“Más de 120 mil personas han estado visitando continuamente. Ha sido un flujo muy importante que se está moviendo de manera dinámica, con el apoyo del personal de la Basílica para evitar acumulamientos. Hemos tenido atenciones menores y esperamos que la jornada cierre con alrededor de 150 mil personas entre el 11 y mañana. Hoy es el día más importante y se espera que durante la madrugada lleguen aún más peregrinos”, señaló.
Así, entre danza, plegarias, lágrimas, promesas y tradiciones que cargan décadas de historia, la colonia Independencia volvió a convertirse en el corazón guadalupano de Nuevo León, donde cada feligrés encontró un lugar para agradecer, pedir, recordar y celebrar.
La fe, una vez más, llenó cada rincón como un eco que se renueva año tras año.