Explosión por acumulación de gas destruye 3 casas

El silencio de la madrugada en la colonia Las Haciendas se rompió de manera brutal cuando una explosión, por acumulación de gas provocó el derrumbe de tres viviendas en las calles El Campanario y El Sillar. 

Eran aproximadamente las 3:48 a.m. cuando los vecinos despertaron sobresaltados por el estruendo, seguido del colapso de techos y paredes

En medio de la confusión, los gritos de auxilio resonaban en la oscuridad. Las primeras unidades de Protección Civil de Nuevo León y Pesquería llegaron al lugar, encontrando una escena devastadora.

Tres casas destruidas, marcadas por los numerosos 104, 106 y 108 con escombros esparcidos por la calle, y entre ellos, dos adultos gravemente heridos, con quemaduras en gran parte de sus cuerpos.

Beatriz Garza Romero, de 46 años, y Aron Flores Zacarías, de 48, fueron hallados en la calle, aturdidos y con quemaduras que cubrían su piel. 

Los socorristas los atendieron rápidamente antes de trasladarlos al Hospital General de Zona #21 del IMSS. 

Dentro de una de las viviendas, Juan Diego Flores Garza de 22 años dormía en su cama cuando el techo de la casa colapsó, quedó atrapado bajo los escombros. 

El tiempo corría en contra, pero tras varios minutos de maniobras, los rescatistas lograron sacarlo con vida. En estado grave y con múltiples lesiones por aplastamiento, el hombre fue llevado de inmediato al IMSS #67, donde su pronóstico es reservado.

El impacto de la explosión no solo destruyó las viviendas, sino que también alcanzó a dos vehículos estacionados en las inmediaciones. 

Entre los escombros, una camioneta Hilux blanca con placas PN6936A y un Chrysler gris con placas SJN7009 resultaron severamente dañados. Uno de los vehículos llevaba un dispensador de diésel en la parte trasera, lo que ha generado aún más preguntas sobre el origen de la explosión.

Con la zona acordonada por elementos de seguridad pública, peritos se preparan para investigar las causas del incidente. Por el momento, el área ha sido declarada libre de nuevos riesgos, aunque el miedo y la incertidumbre persisten entre los vecinos que miran con incredulidad los escombros donde antes estaban sus hogares.

La operación de emergencia culminó poco después de las 5:30 a.m., pero las cicatrices de la tragedia apenas comienzan a surgir con familiares que desconocen dónde van a vivir los siguientes días.