Los usuarios fueron prácticamente obligados a utilizar este transporte de movilidad, que se promocionó como rápido y eficiente, pero que ha sido rebasado por una población, al desaparecer rutas urbanas del corredor Lincoln. En la terminal las pantallas donde se anuncian las llegadas de autobuses no funcionan.Abordamos, y además de viajar apretados, el calor es insoportable, así lo refleja esta pasajera que no para de impulsar el poco aire que circula en un espacio reducido con una prenda.En el trayecto, ante la inminente saturación, los que van de pie encuentran consuelo en su teléfono inteligente, que hace menos pesado su traslado. Hay otros que de plano van sentados en el suelo, algunos se quedan dormidos. Los usuarios se aseguran de los pasamanos para no sufrir caídas en los constantes accidentes. Si abordar es una odisea, bajar es a veces peligroso. Bajamos en la estación Mitras, la más saturada de las 41 terminales. Detectamos varios guardias de seguridad, que intentan poner orden a la marea de usuarios que buscan desesperados salir. La fila es interminable y se extiende por los pasillos. Ahí los usuarios entrevistados por Azteca Noticia rechazaron el plan del gobierno estatal, que pretende mejorar el servicio en un lapso de seis meses. Todos coincidieron en que el servicio debe mejorar antes de esa fecha y poner fin al problema de transporte.