Equilibra Santiago trabajo, arte y amor con éxito
Con el delantal bien puesto y una sonrisa contagiosa es como Santiago llega a su lugar trabajo en un restaurante ubicado en una plaza comercial de San Pedro
Todos los lunes, miércoles y viernes, las cocinas de un restaurante de alta cocina, ubicado en una plaza comercial de San Pedro, se llenan de vitalidad y alegría.
El responsable: Santiago, un joven de 30 años que desde hace cinco años es ayudante general de cocina y se ha convertido en un miembro esencial del equipo.
“La verdad es que son tres cocinas grandes pues todo mundo ya conoce a Santiago y todo mundo también se apoya en él para pedirle cosas, nos ayuda a transportar cosas a las diferentes cocinas y de todo un poco verdad”, señaló Katia Betzabé, chef y jefa de Santiago.
Desde el primer día, Santiago encontró en los cuchillos, sartenes y aromas un lugar seguro. Siempre bajo la guía y confianza de la chef Betzabé.
Santiago cumple con tareas esenciales dentro de la cocina: prepara ingredientes, organiza utensilios y productos y colabora en la limpieza, siempre con una gran actitud pero son los viernes, sus días preferidos.
Sus compañeros no solo lo aprecian, sino que reconocen el impacto que ha tenido en la dinámica laboral.
Su historia no se queda entre fogones
Con el dinero que gana como ayudante de cocina, Santiago suele invitar a salir a su novia, Ana Sofía, con quien mantiene una relación desde hace poco más de un año.
Ya sea para ir al cine, comer algo o simplemente pasear.
Además, compagina sus días con una rutina muy activa. Al salir del trabajo, acude al gimnasio para mantenerse en forma y en su tiempo libre asiste a clases de teatro, una de sus grandes pasiones.
Santiago es un ejemplo de inspiración, y mientras él siga llegando a la cocina con su delantal bien puesto y una sonrisa contagiosa, este restaurante seguirá sirviendo más que platillos; servirá inspiración.
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