César está preso, pero su arte no. Y pintando lo demostró.
"Estoy pintando un gato, lo primero que se me vino a la mente, nos dijeron que hiciéramos algo que quisiéramos plasmar”, relató.
Entre óleos y acrílicos, aprendió.
"Está basado en una creatura japonesa, que se supone que los gatos que viven más de mil años se les separa la cola en dos y dije: "Bueno, vamos a hacer ese animal", explicó.

A él y a otros 19 hombres privados de la libertad en el Centro de Reinserción Social (Cereso) 1 Norte de Apodaca, un curso intensivo de pintura les permitió demostrar que también ahí hay talento para mostrarlo al mundo.
Dentro del presidio, el maestro del taller creativo fue el actor Mauricio Castillo, a quien ellos veían en la tele sin imaginar que tiene cuatro décadas como artista plástico.
Como invitado, el también conductor les impartió un curso de cuatro días, confiándoles secretos y técnicas para que sus obras luzcan mejor.
"Para mí es un privilegio, no hay otra manera de describirlo, ha sido para mí una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida, más allá de la vida profesional, incluso", expresó.

Lo cierto es que más allá de la técnica y de los consejos de pintura, la lección de Mauricio fue que sí existen las segundas oportunidades.
"Lo que más me sirvió es que nos dice: nadie los va a juzgar, háganlo como puedan, empiecen", refirió César.
"Con el pincel me equivocaba y le ponía con el dedo y sentía que estaba haciéndolo mal, y entonces me dijeron: hazlo como tú puedas, como quieras. Agarré la pintura, con los dedos manchados y empecé a usarlo, es la primera vez que lo hago", detalló.
El maestro del curso también aprendió de todas las Personas Privadas de la Libertad (PPL) que decidieron participar en estas clases con la celebridad.
"Por muchas razones, primera vez en mi vida que haría yo esto, primera vez en mi vida también que estaría dentro de un centro de reinserción social como éste", declaró Castillo, junto a los internos.
Y en agradecimiento, en la clausura del curso las PPL le regalaron una figura diminuta, hecha en pasta, a modo de réplica de su imagen, trabajo realizado con la colaboración de todos.
El próximo año, cuando termine de pagar su condena y salga del reclusorio, César tendrá un motivo más para vivir.
"Me estoy divirtiendo mucho. Y no voy a terminar nunca de dibujar, de pintar, jamás", aseguró César.
Por ahora, sólo espera que su familia vea su trabajo.
"Yo creo que no me creen, les dije "oye va a venir esta persona", y me dijeron "ah, qué padre, qué padre”. Pero ahora que me vean en la tele, ahora sí me van a creer, ¿no?, ja ja”, comentó riéndose.
