En la pobreza, el frío cala más, no hay cobijas que alcancen.El agua y el frío se cuelan por todos lados, por eso hay que recurrir al plástico y a ropa que ya no usan.Las hermanitas Misden, Valeria, Nicole y Marjorie resintieron las bajas temperaturas la madrugada del martes, adentro del tejaban donde viven.Por eso, su mamá Daniela Juárez y su abuelita Ana Bertha Llanas tuvieron que hacer en el patio una lumbrita, para mitigar un poco el frío.El fuego lo prendieron a base de trozos de madera, para sentir menos las inclemencias del tiempo.Y así transcurre el invierno para esta familia, en la comunidad de El Ranchito, en el municipio de Guadalupe.La vulnerabilidad de la familia se mide por múltiples factores: son posesionarios en terrenos federales a un costado de la caseta de cobro a Reynosa, carecen de un ingreso fijo, los adultos no tienen empleo estable y carecen de estudios que les permitan mejores oportunidades..En medio de la adversidad, sólo les queda estar unidos.Y a seguir batallando: la vivienda tiene piso de tierra, por eso le piden ayuda a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, toda vez que ya en el pasado el gobierno federal, a través de programas de la desaparecida Sedesol, había anunciado que en viviendas humildes ya no habría más pisos de tierra.La familia de doña Ana tiene la ilusión de una vida mejor. Si usted puede ayudarlos, hágalo, con todo el alma, se lo agradecerán.