Retiro placentero en las manos de don Juan

Pudieron matar de asfixia o ser criadero de mosquitos, ahora son arte y recreación

Luego de rodar kilómetros de alquitrán, las llantas en desuso encuentran un rescate en las manos hábiles y fuertes de Juan Ernesto Rodríguez, allá por la Cola de Caballo.El hombre ingenioso las recoge de arroyuelos y de baldíos, de vulcanizadoras y del camino. En casa, corta el caucho y da forma de macetas y columpios, en ocasiones de animales silvestres.Afirma que ayuda a su economía y al mismo tiempo a la ecología, pues evita la contaminación de cauces naturales, el criadero del mosquito del dengue o que se quemen y contaminen el aire o enfermen a vecinos.A dos kilómetros de la entrada a la carretera a Cola de Caballo en Santiago, se ubica la exposición de este artista ecológico.


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