Cada 12 de diciembre, México dirige su mirada hacia la Virgen de Guadalupe, una figura que representa fe, identidad y tradición. Su imagen está en millones de hogares, negocios y templos; sin embargo, detrás de esa presencia cotidiana existe una duda que genera curiosidad: ¿alguien ha sido alguna vez dueño legal de la imagen guadalupana?
Ciudadano chino logra registrar la imagen de la Virgen de Guadalupe
Aunque parezca increíble, la representación de la Virgen sí estuvo involucrada en procesos de propiedad intelectual. A inicios de los años 2000, un empresario de origen chino identificado como Wu You Lin logró registrar ante el IMPI el uso comercial de la ilustración guadalupana. Ese registro le permitía reproducir la imagen únicamente dentro de la categoría relacionada con juguetes y artículos deportivos.
Ese permiso lo colocó temporalmente como la única persona facultada para otorgar licencias en esa clase, aunque no lo convertía en “propietario” absoluto de la figura religiosa. El registro tuvo una vigencia limitada y, al no renovarse, quedó sin validez aproximadamente una década después.

Dos dueños más: Basílica de Guadalupe habría otorgado derechos
La historia no terminó con aquel empresario. En 2003, surgió otra operación que generó gran confusión: la propia Basílica de Guadalupe habría otorgado derechos comerciales sobre la imagen a María Teresa Herrera Fedyk, quien quedó con facultades para reproducirla en productos como veladoras, joyería y otros artículos devocionales.
Tiempo después, ella señaló que existía otro nombre involucrado: Othón Corona, quien según su versión, habría recibido permisos previos por parte de la sede religiosa. Esto provocó una cadena de versiones y reclamos sobre supuestos propietarios de la imagen. Sin embargo, ninguno de esos registros se mantuvo vigente y, con el paso del tiempo, todos los trámites quedaron sin titular reconocido.

¿Actualmente la Virgen de Guadalupe tiene derechos de autor vigentes?
A pesar de los registros, ventas y permisos que surgieron durante esos años, la realidad es que hoy no existe un dueño legal de la imagen guadalupana. Su significado supera cualquier documento administrativo. La devoción a la Virgen está profundamente ligada al sincretismo cultural mexicano, donde convergen elementos prehispánicos y tradición católica.
El Cerro del Tepeyac ya era un sitio sagrado antes de la Conquista, lo que explica la fuerza simbólica que la Virgen conserva. Con casi cinco siglos de presencia en la vida del país, su imagen continúa siendo parte de expresiones culturales, artísticas y religiosas que trascienden cualquier intento de apropiación legal. En pocas palabras: hoy no hay un propietario oficial, y la figura pertenece, en esencia, al imaginario y la fe del pueblo mexicano.