¿Por qué el recalentado sabe más rico que la cena navideña?
La Navidad trae consigo no solo regalos y alegría, sino también la apreciación por las sobras de la cena de Nochebuena. ¿Por qué los platillos parecen más deliciosos al recalentarlos? La respuesta combina química, física y emociones.
El fenómeno del recalentado no es uniforme. Según Margarita Saldaña, experta en química de alimentos, platillos como sopas y estofados se potencian al día siguiente, mientras que ensaladas y platos fritos no tienen la misma suerte.
"No todos adquieren mejores características si se comen al día siguiente", enfatiza Saldaña, mencionando la alteración en texturas y sabores en algunos platillos típicos navideños.
Las reacciones químicas desempeñan un papel fundamental. Desde la preparación, pasando por el almacenamiento en el refrigerador hasta el recalentado, se generan procesos que mejoran los sabores. Uriel Palafox, chef ejecutivo, destaca la reducción del líquido al recalentar las salsas, concentrando así los sabores.
Guy Crosby, científico de alimentos, apunta que el recalentamiento libera moléculas de sabor, intensificando la experiencia gustativa.
Pero no todo es ciencia: las emociones también juegan un papel crucial. La relajación postcelebración, la apertura de regalos y el ambiente festivo predisponen a disfrutar más de los sabores. Los chefs coinciden en que el efecto psicológico y la tranquilidad emocional contribuyen al placer del recalentado.
Sea por química, física o emociones, el encanto del recalentado durante estas festividades es innegable, convirtiendo esta época en una de las más esperadas del año.
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