El primer debate presidencial estuvo marcado por una serie de controversias relacionadas con las fallas en los cronómetros que regulan el tiempo de las intervenciones de los candidatos.
Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez expresaron su frustración por las discrepancias en la asignación de tiempo, lo que generó tensiones en el escenario del debate.
Desde el inicio del evento, Claudia Sheinbaum señaló las irregularidades en el funcionamiento de los relojes, que afectaban el tiempo disponible para responder a los cuestionamientos de los moderadores.
Posteriormente, Jorge Álvarez Máynez también se quejó de la falta de precisión en los cronómetros, argumentando que esto dificultaba su capacidad para medir el tiempo de sus intervenciones de manera adecuada.
Las quejas alcanzaron su punto máximo cuando se observaron discrepancias en los tiempos asignados a los candidatos, lo que generó acusaciones de favoritismo hacia Xóchitl Gálvez.
Incluso, se produjeron intercambios de palabras entre los candidatos y los moderadores del debate, reflejando la tensión y la incertidumbre en el escenario.
"Hasta la bolsa de tiempo la candidata del PRIAN se la quiere robar", dijo Claudia Sheinbaum, ante los errores en el cronómetro.
Ante esta situación, Denise Maerker, una de las moderadoras del debate, aseguró que se realizarían ajustes en los tiempos para garantizar la equidad entre los candidatos.
Sin embargo, señaló que estos cambios estarían sujetos a la detección de las fallas por parte del Instituto Nacional Electoral (INE), lo que refleja la complejidad y la sensibilidad de la situación.