Autismo sin filtros: todo lo que necesitas saber

¿Qué sabemos sobre el autismo? El autismo no es una enfermedad, es otra forma de percibir el mundo; aquí te mostramos lo que debes de saber sobre esta condición
El Trastorno del Espectro Autista (TEA), comúnmente conocido como autismo, es una condición del neurodesarrollo que afecta la comunicación, el comportamiento y la interacción social. A lo largo de las últimas décadas, el conocimiento sobre el autismo ha crecido significativamente, permitiendo una mayor comprensión, diagnóstico temprano y apoyo a las personas dentro del espectro.
Historia y descubrimiento del autismo
El término "autismo" fue utilizado por primera vez en 1911 por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler para describir un síntoma de esquizofrenia. Sin embargo, el concepto moderno del autismo comenzó a tomar forma en 1943, cuando el psiquiatra austriaco Leo Kanner publicó un estudio sobre once niños que mostraban dificultades en la interacción social, patrones repetitivos de comportamiento y resistencia al cambio. Un año después, en 1944, el pediatra Hans Asperger describió un conjunto similar de comportamientos en niños con lenguaje más desarrollado, lo que más tarde se conocería como "Síndrome de Asperger".
Durante muchos años, el autismo fue malinterpretado y asociado incorrectamente con problemas emocionales o de crianza. Hoy en día se entiende que es un trastorno neurológico con una fuerte base genética y biológica.
El Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo se lleva a cabo cada 2 de abril, este día fue proclamado oficialmente por las Naciones Unidas en el año 2007, con el objetivo de:
- Aumentar la conciencia pública sobre el autismo.
- Promover la inclusión y el respeto hacia las personas dentro del espectro autista.
- Combatir la discriminación y los prejuicios.
- Apoyar el diagnóstico temprano, la intervención y la investigación.
El azul es el color asociado al autismo por diversas razones:
Representa calma, confianza y seguridad, aunque también puede simbolizar la complejidad del autismo.
La organización Autism Speaks lo popularizó con su campaña “Light It Up Blue” (Ilumínalo de azul), en la que monumentos y edificios icónicos se iluminan de azul cada 2 de abril.
¿Qué comportamientos caracterizan al autismo?
Las personas con autismo pueden presentar una amplia gama de comportamientos y características, que varían en severidad e impacto. Sin embargo, algunos rasgos comunes incluyen:
Dificultades en la comunicación verbal y no verbal: Algunas personas no desarrollan lenguaje, mientras que otras pueden tener un vocabulario extenso pero dificultades para mantener una conversación.
Problemas en la interacción social: Puede haber dificultad para entender normas sociales, expresar emociones o establecer vínculos con otras personas.
Conductas repetitivas: Repetición de palabras, movimientos (como aleteo de manos) o rutinas específicas que ofrecen seguridad.
Hiper o hiposensibilidad sensorial: Reacciones intensas o nulas a sonidos, luces, texturas, olores o sabores.
Intereses restringidos o intensamente enfocados: Fascinación por temas muy específicos o detallados, como trenes, calendarios, sistemas numéricos, etc.
Es importante destacar que el espectro autista es muy amplio, y no todas las personas lo experimentan de la misma manera.
Detección temprana del autismo: ¿cómo se identifica?
A los 6-12 meses: no responde a su nombre, poco o ningún contacto visual, no muestra expresiones sociales (sonrisas, sorpresa, etc.), no imita sonidos ni expresiones faciales, parece no reaccionar a sonidos o estímulos auditivos.
Entre los 12-18 meses: no señala objetos ni muestra interés compartido (por ejemplo, no señala un avión en el cielo), no dice palabras simples o muestra retraso en el lenguaje, no camina ni muestra curiosidad por explorar, prefiere estar solo o no busca interacción con otras personas, muestra movimientos repetitivos (como aleteo de manos, girar objetos).
A los 2 años: no forma frases de dos palabras espontáneamente, no participa en juegos de simulación (como “darle de comer” a un muñeco), tiene dificultad para relacionarse con otros niños, se resiste fuertemente a cambios en la rutina, reacciona con angustia ante ciertos sonidos, texturas o luces.
Importancia del diagnóstico temprano
Detectar el autismo a edad temprana permite: Iniciar terapias específicas (como del habla, ocupacional o de habilidades sociales), fortalecer el desarrollo del niño en áreas clave, reducir barreras para la inclusión en la escuela y la vida cotidiana, ofrecer a las familias orientación y apoyo desde el principio.
Evaluaciones y diagnósticos profesionales
Si se observan algunas de estas señales, es importante acudir a un profesional. El diagnóstico temprano no se basa en una única prueba, sino en una evaluación multidisciplinaria.
¿Quién puede hacer un diagnóstico?
El diagnóstico formal lo realiza un profesional especializado, como un neurólogo infantil, psicólogo clínico, psiquiatra infantil o un pediatra del desarrollo.
Este proceso puede incluir evaluaciones cognitivas, del lenguaje, motoras y sensoriales.
Niveles del espectro autista
Desde la inclusión del autismo en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) en 2013, se agrupan todos los subtipos anteriores (como el síndrome de Asperger) bajo el término de Trastorno del Espectro Autista, clasificado por niveles de apoyo:
- Nivel 1 (requiere apoyo): La persona puede hablar y comunicarse, pero tiene dificultades para iniciar o mantener interacciones sociales. Presenta conductas repetitivas que pueden interferir en ciertas áreas de la vida.
- Nivel 2 (requiere apoyo sustancial): Mayor dificultad en la comunicación verbal y no verbal. Las conductas repetitivas son más evidentes y afectan significativamente el funcionamiento diario.
- Nivel 3 (requiere apoyo muy sustancial): Serias dificultades en la interacción social y en la comunicación. Las conductas restrictivas y repetitivas interfieren intensamente en la vida cotidiana. Puede haber necesidad de acompañamiento constante.
El autismo afecta más frecuentemente a los niños que a las niñas.
En promedio, se estima que hay alrededor de 4 niños por cada 1 niña diagnosticada con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
¿Por qué hay más diagnósticos en niños?
- Diferencias biológicas y genéticas: Se ha planteado que las niñas podrían tener una “mayor protección neurológica” contra el autismo, por razones aún no del todo claras, lo que haría que sea menos común en ellas.
- También hay teorías sobre el “efecto protector femenino”, que sugiere que las niñas necesitan una mayor carga genética para desarrollar autismo.
- Presentación diferente en niñas: Muchas niñas con autismo muestran síntomas de forma distinta, tienden a imitar mejor conductas sociales, tienen intereses “socialmente aceptados” (como animales o libros) que no llaman la atención como intereses restringidos, son más pasivas o tranquilas, lo que puede hacer que sus dificultades pasen desapercibidas.
- Diagnóstico más difícil en niñas: Muchas niñas no son diagnosticadas hasta más tarde, o incluso reciben diagnósticos erróneos (como ansiedad o TDAH), los criterios de diagnóstico tradicionales se basaron en estudios con mayoría de varones, lo que deja fuera patrones más sutiles que pueden presentar las niñas.
¿Qué les afecta de forma diferente que a otras personas?
Las personas con autismo procesan la información del entorno de una manera diferente. Esto implica que ciertas experiencias que son triviales para otras personas pueden ser abrumadoras o incomprensibles para alguien con TEA.
Por ejemplo:
- Una multitud o un sonido fuerte puede provocar una sobrecarga sensorial y derivar en crisis.
- La falta de estructura o cambios inesperados en la rutina pueden generar ansiedad.
- Las señales sociales implícitas, como el lenguaje corporal o el sarcasmo, pueden no ser entendidas de la forma habitual.
No se trata de una deficiencia, sino de una diferencia en el modo en que se percibe e interpreta el mundo. La neurodiversidad reconoce precisamente esto: que hay múltiples formas de pensar, sentir y aprender.
¿Por qué se habla tanto de dieta y autismo?
- Porque muchas personas con autismo presentan: Hipersensibilidad sensorial, que puede hacer que ciertos sabores, texturas o colores de los alimentos resulten desagradables o intolerables.
- Restricciones alimenticias voluntarias, donde solo aceptan ciertos alimentos (ej. solo cosas crujientes, solo alimentos blancos, etc.).
- Problemas gastrointestinales más frecuentes que en la población general (como estreñimiento, intolerancias, o reflujo).
Por eso, algunos padres y profesionales prueban ajustes en la dieta como parte del abordaje integral, aunque no es obligatorio.
Terapias y enfoques de intervención
Aunque el autismo no tiene cura, existen múltiples enfoques terapéuticos que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas en el espectro, fomentando su autonomía y desarrollo. Algunos de los más comunes incluyen:
- Terapia del lenguaje y habla: Ayuda a desarrollar habilidades comunicativas, ya sea verbales o por medio de sistemas alternativos (como pictogramas o lenguaje de señas).
- Terapia ocupacional: Mejora habilidades motoras, de coordinación y funcionales para la vida diaria.
- Análisis Conductual Aplicado (ABA): Método basado en reforzamientos positivos para enseñar habilidades y reducir conductas desafiantes.
- Integración sensorial: Terapia enfocada en ayudar a procesar estímulos sensoriales de manera más equilibrada.
- Psicoterapia o apoyo emocional: Para manejar ansiedad, frustración o desarrollar habilidades sociales.
- Educación personalizada: Programas educativos adaptados a las necesidades y fortalezas de cada individuo.
Además, es fundamental el apoyo familiar, la comprensión del entorno educativo y social, y el respeto por la individualidad de cada persona con TEA.
¿Cómo se desarrolla la vida de una persona adulta con autismo?
- Educación y aprendizaje: Muchos adultos autistas han pasado por escuelas regulares o especiales, algunos terminan estudios universitarios o técnicos, tienen estilos de aprendizaje particulares: muy visuales, lógicos, o autodidactas.
- Trabajo: Pueden destacar en trabajos donde haya rutinas claras, poco contacto social forzado, o se valoren habilidades específicas (programación, arte, datos, diseño, etc.). Algunas empresas están creando programas de inclusión laboral para personas con autismo, como Microsoft, SAP, y otras, otros prefieren el trabajo independiente, freelance o desde casa.
- Vida independiente: Algunos adultos con autismo viven solos o con pareja, otros viven con sus familias o en hogares supervisados si requieren apoyo diario, aprender a administrar el dinero, hacer compras, cocinar o usar el transporte público puede llevar tiempo, pero con entrenamiento y apoyo, muchos lo logran.
- Relaciones sociales y amorosas: Pueden tener amigos, parejas y formar familias, a menudo tienen formas diferentes de mostrar afecto, leer emociones o entender las “reglas no escritas” de la interacción social, la empatía existe, pero puede expresarse distinto (y a veces no es evidente para los demás).
Hacia una sociedad más inclusiva
Con una prevalencia estimada de 1 de cada 100 niños, según la Organización Mundial de la Salud, el autismo es una condición cada vez más visible en nuestras comunidades. La información, la empatía y la inclusión son pilares esenciales para construir un entorno que permita a las personas con autismo desarrollarse plenamente.
Es clave abandonar estigmas y fomentar la aceptación, entendiendo que cada persona dentro del espectro tiene sus propias capacidades, retos, intereses y sueños.
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