Anticonceptivo debajo de la piel de la mujer

Es cierto, todos los métodos anticonceptivos femeninos tienen sus pros y sus contras, y la elección debe llevarse a cabo de manera conjunta con el ginecólogo. No obstante, tal vez el más comodo de todos sea el implante subdérmico, del cuál usted debe estar enterada

En los años 60 del siglo pasado, con el lanzamiento al mercado de anticonceptivos hormonales se dio inicio a lo que se llamó la “revolución sexual”, la cual se caracterizó por separar perfectamente la sexualidad de la reproducción humana. El movimiento tuvo a la mujer como personaje preponderante, puesto que en ella se depositaría la responsabilidad de tomar diariamente una pastilla cuya sustancia activa —hormonas— inhibe la ovulación y modifica la consistencia del moco cervical, lo cual impide la implantación de un óvulo fecundado.Si bien millones de parejas se vieron favorecidas y apoyaron el uso de “la píldora”, hubo otras voces que desvirtuaron la medida, argumentando principalmente que de esta forma se abrían las puertas a la “promiscuidad sexual”; lo cierto es que la misma evolución en materia de anticoncepción dio pie a una nueva educación sexual que abarcó todas las esferas sociales a nivel mundial.Debemos destacar que la Medicina también caminaría junto a los mencionados avances, y paulatinamente ha ofrecido amplia gama de anticonceptivos hormonales: inyectables, parches, anillo vaginal y, el que nos ocupa en esta ocasión y será descrito más adelante, implante subdérmico.Sobre los efectos secundarios que producen los anticonceptivos hormonales se habla aun a esta fecha, los cuales van desde aumento de peso, cambios bruscos de estado de ánimo, retención de líquidos, acné, y dolores de cabeza y senos; inclusive, se ha hablado de aumento en el número de casos de mujeres con graves problemas de salud, como infartos cardiacos, hemorragias cerebrales, afecciones en la circulación sanguínea y cáncer en senos o útero. Lo cierto es que ha podido demostrarse que el desarrollo de estas enfermedades no depende sólo de hormonas, sino que aparecen si están asociadas a factores como herencia, fumar, tener más de 35 años, ser hipertensa y padecer obesidad, entre otros.Cómodo y seguroEn nuestros días la opinión más generalizada es que la anticoncepción hormonal representa cómoda y segura opción para las mujeres que, teniendo una vida sexual activa, no desean un embarazo. El implante subdérmico es claro ejemplo de ello.Se trata de pequeñísimo tubo o varilla (del tamaño de un cerillo) fabricado con un material llamado polímero, que se coloca bajo la piel —en el pliegue que se forma donde termina el bíceps— con una especie de aguja, la cual lleva el dispositivo en su interior; el procedimiento requiere anestesia local, se realiza en el consultorio médico y tarda apenas un minuto.Una vez colocado, el implante no se nota a simple vista y libera periódicamente baja dosis de una hormona sintética (progestágeno), la cual actúa inhibiendo la ovulación e incrementando la viscosidad del moco cervical, dificultando la llegada de los espermatozoides a la parte superior del útero.El momento idóneo para colocar el implante es en los primeros días del sangrado menstrual, así se sabe con certeza que se bloqueará de manera efectiva la ovulación. Cuando una mujer acaba de dar a luz debe esperar tres semanas para colocarlo, porque la hormona que segrega podría pasar a la leche materna y el bebé puede no ser capaz de tolerarla.El método tiene una vigencia de entre 3 y 5 años, pero puede ser retirado en cualquier momento por un médico, presentándose la ovulación normal en pocas semanas.A diferencia de la píldora, el implante subdérmico no propicia aumento de peso, ya que se ha demostrado científicamente que no interfiere en el metabolismo, entendiendo éste como el complejo proceso bioquímico que transforma los alimentos en energía.Sin embargo, es importante mencionar los posibles efectos secundarios, los cuales suelen desaparecer después de los primeros meses de uso del método. Ejemplo de ello son menstruaciones irregulares o menos abundantes, aunque ello no conlleva ningún riesgo para la salud.Igualmente, deben mencionarse como secuelas colaterales dolores de cabeza, nerviosismo, náuseas, mareo, problemas de la piel, cambio en el apetito y aumento o pérdida del cabello; vale la pena reiterar que estas manifestaciones no se presentan en todas las mujeres, y en casi todos los casos desaparecen en los primeros meses del uso del implante.Debemos dejar claro que el llamado método holandés (en los Países Bajos se diseñó científicamente) protege del embarazo desde el primer día de uso, sólo está contraindicado en mujeres intolerantes a la progesterona, y que resulta interesante alternativa para quienes no pueden recibir estrógenos o son jóvenes hipertensas, obesas, grandes fumadoras o aquellas que han sufrido problemas venosos de consideración.En nuestros días, los implantes son considerados la forma anticonceptiva más eficaz disponible, además de cómoda, ya que no requiere cuidados especiales, no genera molestias y resulta muy práctica en comparación con el hecho de aplicarse una inyección cada mes o tomar pastillas en forma continua. Lo anterior cobra mayor importancia si consideramos que a más de una se nos ha olvidado tomar la píldora en el momento en que corresponde, o hemos tenido que vomitarla por un problema estomacal, y con ello se devienen angustias, desvelos y pensamientos preocupantes.La anterior es una de las principales razones por la que las mujeres deciden cambiar el método oral por otro anticonceptivo, el cual bien puede ser el implante subdérmico. Es por ello que quien se muestre interesada debe aclarar todas sus dudas con su ginecólogo para saber si es candidata al método y no experimentar un embarazo no deseado.¿Sabe usted que en México, según cifras del Consejo Nacional de Población, aproximadamente 3 de cada 10 mujeres que tienen vida sexual activa no utilizan ningún método de anticoncepción? No forme parte de esta estadística.Fuente: saludymedicinas.com


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