¿Qué pasará con el anillo del pescador del Papa Francisco?

Es bien conocido en todo el mundo que el fallecimiento de un papa conlleva varios procesos y ceremonias oficiales, algunas más conocidas que otras. Una de estas es la destrucción del anillo del pescador, el cual portan todos los pontífices durante todo su mandato.

Aunque no se suele hablar mucho sobre esta pieza, el anillo es más que joyería, se trata de un artículo importante del papado, pues se usa como sello oficial para documentos. Por ello, este debe ser destruido para evitar la falsificación de documentos, pues cada anillo contiene el nombre del papa grabado.

El proceso se lleva de la siguiente manera: una vez que el médico del Vaticano confirma la muerte del Papa, se le retira su anillo y este es golpeado varias veces con un martillo de plata hasta que el sello se deforme, para que así no pueda ser replicado. Posteriormente, este se funde para convertirse nuevamente en un anillo para el siguiente jefe de la Iglesia.

Sin embargo, este proceso no es del todo conocido, pues la Santa Sede nunca ha revelado oficialmente el procedimiento. De hecho, otra versión sugiere que el anillo solo es golpeado para destruirlo y los restos se guardan en el archivo del Vaticano.

Curiosidades sobre el anillo del pescador

Como lo apunta su nombre, la pieza está grabada con la imagen de un pescador, el cual hace referencia a San Pedro, el primer obispo de Roma y que antes de volverse discípulo de Jesús era pescador.

Cada anillo es único y lleva grabado el nombre en latín del papa que lo porta, de ahí que es usado como sello oficial para documentos de la Iglesia.

El Santo Padre debe llevar su anillo durante todo su pontificado en público y en privado, desde el día que es nombrado papa, hasta su fallecimiento. Sin embargo, los únicos días que le es permitido no usarlo es el Viernes Santo o cuando debe brindar misa de exequias por algún cardenal.

Anteriormente, el anillo del pescador se heredaba entre papas, hasta que durante el pontificado de León X se instauró la costumbre de destruirlo y crear uno nuevo.

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