Perú: la justicia se apresta a dar un fallo sobre el ex presidente Fujimori

La justicia peruana entregará este martes un veredicto sobre Alberto Fujimori, que podría suponer para el ex mandatario hasta 30 años de prisión por violación de los derechos humanos, en un juicio que significa el final simbólico de uno de los períodos más violentos de Perú

Tras más de 15 meses de proceso y 160 sesiones, el tribunal presidido por el juez César San Martín dictará una sentencia que puede ir desde la absolución hasta una pena máxima de 30 años como autor intelectual de dos matanzas que dejaron 25 muertos.La Fiscalía ya ha señalado que cualquier pena menor a 30 años será apelada, mientras que la defensa ha indicado que hará lo mismo en caso de que el ex presidente, de 70 años, sea condenado. Un tribunal de la Corte Suprema se encargará de esa decisión final.Pese a que Fujimori tiene cinco acusaciones más por corrupción, este caso de derechos humanos es el más importante pues desnuda una época de Perú marcada por la violencia de las guerrillas Sendero Luminoso y MRTA y una respuesta del Estado que supuso violaciones de los DDHH, todo lo cual configuró una era de horror.Ya el hecho de que Fujimori esté sentado en el banquillos frente a un tribunal que las dos partes reconocen como idóneo significa un triunfo en un país que no ha cerrado sus heridas sobre la época de la violencia (1980-2000) en que murieron 70.000 personas, según la independiente Comisión de la Verdad.Pero al margen de su desenlace estrictamente jurídico, el juicio ha mostrado una arista política: Fujimori hasta ahora confió demasiado en que el legado de sus diez años de gobierno (1990-2000) le permitiría salir indemne de esta situación.Y aunque la bancada fujimorista en el Congreso (8 miembros sobre un total de 120) tiene una gran influencia política, el apoyo popular que ha recibido ha sido mínimo, con 300 personas en las últimas protestas de apoyo al Chino, lo cual muestra que los aires han cambiado para el ex presidente.En el juicio Fujimori argumentó que gobernó en una etapa compleja y difícil y que llegó al poder cuando Perú era un desastre, con un terrorismo creciente.Estuve en el infierno que instaló el terrorismo y tuve que gobernar desde el infierno; sólo espero que los que me sentencien se imaginen ese infierno, dijo.El país ha cambiado dramáticamente. Con un crecimiento que el año pasado fue de 9%, que piensa más en economía que en la guerrilla que es residual y está aislada, la época en que se necesitaba un hombre fuerte como Fujimori ha quedado atrás.Fujimori es sindicado de haber prohijado al escuadrón paramilitar Colina, que perpetró las matanzas de los Barrios Altos, en 1991, con 15 muertos, y de la Universidad La Cantuta, en 1992, con 10 muertos.Gisela Ortiz, hermana de una de las víctimas de La Cantuta, se convirtió en símbolo de todo el movimiento de presión que llevó a Fujimori ante los tribunales.Y ella explica que en todos los juicios contra miembros del grupo Colina -y que extiende a Fujimori- lo que la golpeó fue "la actitud: todos los asesinos altaneros, con la mirada prepotente, como de superioridad, como ninguneando a los familiares".Ahora es totalmente diferente, cabizbajos te saludan, te sonríen. Eso hace la justicia, eso es lo que uno espera, que se den cuenta de lo que han hecho.En un país donde, según los sondeos, el 70% de las personas cree que el ex mandatario es culpable (aunque 40% considera que debe salir con una pena leve), el fujimorismo tendrá un duro reto para reinventarse como fuerza política.Ya en el mismo juicio, el ex presidente cedió su legado a su hija Keiko, de 34 años, que aspirará a la presidencia en 2011.Ella fue la congresista más votada en la elección de 2006, pero los analistas advierten que la elección presidencial es algo bien distinto, y allí sus posibilidades son más bien reducidas.


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