Jerusalén inundada de peregrinos por Jueves Santo y Pesah

La coincidencia de la fiesta judía del Pesah con la Semana Santa en todos las corrientes cristianas se ha traducido hoy, Jueves Santo, en una masiva concurrencia en Jerusalén de peregrinos de las dos primeras religiones monoteístas

"Hay muchos peregrinos por todos lados, cristianos, judíos, todos van hacia los lugares santos para visitarlos", dijo un comerciante del mercado antiguo de la puerta de Yafo, la principal de entrada a los barrios judío y cristiano de la ciudad vieja de Jerusalén. La masiva presencia de creyentes concedió a la ciudad antigua un aspecto irreconocible desde hace años, en los que la afluencia de turistas se vio afectada por el conflicto palestino israelí y la crisis económica. Americanos y europeos, de todas las nacionalidades, estadunidenses, filipinos, rusos y polacos componían la principal masa de peregrinos: los cristianos en busca de lugares como el Santo Sepulcro o el Cenáculo, y los judíos el camino del Muro de los Lamentos. "Esta semana no nos podemos quejar de turistas", agregó otro comerciante del mercado, que en los últimos años vio mermada la actividad económica por la escasez de visitantes extranjeros. La jornada espiritual inició en el Santo Sepulcro con la entrada solemne de la procesión encabezada por el patriarca latino de Jerusalén y arzobispo de la diócesis de Tierra Santa, Fuad Twal, la misa Crismal, la ceremonia del Lavado de Pies y la Bendición de los óleos. En la más simbólica de las ceremonias, Twal se arrodilló ante 12 miembros de la comunidad cristiana local para hacer lo que Jesús hizo a sus discípulos, lavarles los pies, en un rito que expone la humildad y fraternidad que debe regir la religión cristiana. Con motivo del Año Sacerdotal que decretó el Papa Benedicto XVI, Twal dedicó su homilía a la importancia del sacerdocio y afirmó que "más que nunca este año debemos meditar sobre el sacerdocio de Cristo y el nuestro". "En el Antiguo Testamento, los sacerdotes eran escogidos únicamente de una sola tribu y solían hacer sacrificios de animales en el templo. Nuestro Supremo Sacerdote no nos demanda ni sacrificios ni holocaustos, porque El ofreció su vida por nosotros", explicó. También recordó el simbolismo de la eucaristía, institucionalizada por Cristo un día como hoy en la Ultima Cena que tuvo lugar en el Cenáculo, que se encuentra a unos cientos de metros del Santo Sepulcro. "Se nos pide repetir su gesto, ofreciendo, como lo hizo Melquisedec (rey de Salem), pan y vino. Se nos pide proclamar "Su muerte hasta Su regreso" cada vez que comemos este pan y bebemos de esta copa", señaló el religioso al citar párrafos del Nuevo Testamento. Tanto el Santo Sepulcro como el Cenáculo fueron este jueves un incesante ir y venir de gente, aglomeraciones y filas que sólo se relajaron hacia la mitad de la tarde, cuando otro lugar de Jerusalén, vinculado con las últimas horas de Cristo, recogía el testigo del protagonismo. Se trata del Jardín de Getsemaní y la Iglesia de la Agonía o Todas las Naciones, ambos a los pies del Monte de los Olivos y lugares a los que Jesús se retiró después de la Ultima Cena para orar. Allí, donde aun se pueden ver algunos árboles de su época, Jesús pasó la Agonía, asumió su destino en la cruz como sacrificio por los pecados de la humanidad e instó a sus discípulos a orar "para no caer en la tentación". Esa misma noche, en el mismo lugar, sería detenido por los soldados romanos, a los que Judas Iscariotes ayudó a identificar al Maestro. Del Santo Sepulcro, que fue cerrado a última hora del día, partió en procesión una comitiva de frailes y peregrinos camino de la Iglesia de la Agonía para conmemorar la Hora Santa. Mañana, Viernes Santo, a la misma hora en la que se cree que ocurrieron los hechos hace dos mil años, Twal dirigirá a los peregrinos por las calles de Jerusalén recorriendo el camino de la cruz (Vía Crucis). Comienza en la que fue la sede del gobernador romano Poncio Pilatos, que le condenó a muerte, y termina en el Santo Sepulcro, pasando por las 14 estaciones que marcan el recorrido de Jesús. Un trayecto de apenas un kilómetro o kilómetro y medio que este viernes durará más de lo habitual por la gran afluencia de peregrinos este año, en el que coinciden todas las corrientes cristianas y que además se entremezclarán con los musulmanes y judíos en dirección a sus santuarios, los primeros por ser viernes y los segundos por la pascua.


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