Habitantes de Estrasburgo pagan los platos rotos de la cumbre de la OTAN

Los habitantes de Estrasburgo expresaron el domingo su enojo por los destrozos que dejaron las protestas contra la cumbre de la OTAN, pese a la presencia de casi 10.000 policías que les obligó a abandonar la ciudad o encerrarse en casa

Durante dos días la ciudad estuvo muerta. No tuvimos clientes. ¿Para qué? No sirvió de nada. Hubo destrozos, que pagaremos nosotros y no la OTAN se quejaba Jean Laurent, gerente de una tienda de souvenirs frente a la imponente catedral de Estrasburgo, una apacible ciudad de unos 280.000 habitantes surcada por canales y dominada por casas bajas de madera.Su comercio fue uno de los pocos que no echó el cerrojo durante la cumbre el viernes y sábado de los 28 jefes de Estado y de gobierno de la OTAN, celebrada en Estrasburgo, también sede del Parlamento de la Unión Europea, Baden Baden y Kehl (Alemania).Ciudad fantasma, sin autobuses, tranvías ni taxis, sitiada por casi 10.000 agentes y unos 30 km de vallas metálicas, Estrasburgo, apodada durante dos dias la urbe de los pitufos, por el uniforme azul de la policía, fue desertada por sus habitantes, que prefirieron evitar las incomodidades derivadas de las draconianas medidas de seguridad.La gente se fue a pasar el fin de semana fuera. Huyó porque se necesitaba un pase hasta para salir de tu casa y pasear por tu calle, explicó Palmira, una empleada de origen rumano de un hotel en la zona turística de la ciudad.La cumbre de la OTAN anuló la economía local durante dos días. Los obreros no pudieron ir a trabajar, los comercios cerraron y los restaurantes tuvieron que contentarse con servir una o dos mesas al mediodía. Pero nadie pregunta la opinión del pueblo, espetó un anciano sorbiendo su cerveza en la plaza Kleber, cerca de la catedral, negándose a dar su nombre.Palmira recordó la cita de la Alianza Atlántica el año pasado en su ciudad, Bucarest.Había medidas de seguridad y no se podía acceder a la zona donde estaban reunidos los jefes de Estado, pero en el resto de la capital la gente pudo hacer vida normal, explicó esta joven, matizando que en Bucarest no hubo manifestantes violentos.Unas 300 personas fueron detenidas en los últimos días, principalmente en los altercados en el barrio Puerto del Rin, en la periferia de Estrasburgo fronteriza con Alemania, que dejaron 34 heridos, entre ellos ocho policías.Radicales anti-OTAN, franceses, alemanes e italianos, enmascarados, prendieron fuego a un hotel de la cadena Ibis en el que se alojaban periodistas acreditados para la cumbre. Sus equipajes quedaron reducidos a cenizas.En el mismo barrio, habitado por familias modestas, varios comercios, entre ellos la única farmacia y un puesto policial, sufrieron importantes desperfectos.Los 10.000 policías sólo se desplegaron en el centro para velar por la seguridad de (el presidente estadounidense Barack) Obama y de (su homólogo francés, Nicolas) Sarkozy. Los violentos camparon a sus anchas en la periferia, deploró el jubilado André Simon.Demasiados agentes en el centro, demasiados pocos en los suburbios, resumió el comerciante Laurent.Tampoco los turistas que no estaban al tanto de la celebración de la cumbre de la OTAN tuvieron suerte.Llegamos ayer, pero no pudimos entrar en la ciudad hasta esta mañana. En unas horas nos vamos, sin mucho tiempo para visitar nada, se lamentó frente a la catedral Diane Talabi, una estudiante inglesa de 20 años.Ni OTAN ni Parlamento Europeo. Viviríamos más tranquilos en Estrasburgo sin todas estas organizaciones, afirmó el anciano del bar apurando su cerveza.


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