Fiscalía tacha a Manning de `anarquista` y `traidor` por filtrar a WikiLeaks

La Fiscalía en el caso contra Bradley Manning por la mayor filtración de secretos de la historia acusó hoy al soldado de un `anarquista` y `traidor` que ayudó al enemigo al ceder información a WikiLeaks, organización a la que Al Qaeda tenía `acceso`

En la presentación del alegato final del gobierno estadounidense, el jefe del equipo fiscal, el mayor Ashden Fein, aseguró que Manning, de 25 años, es un "un anarquista y no un humanista", como lo presenta la defensa, mientras que se refirió a WikiLeaks como una "agencia de inteligencia extranjera" y no una organización periodística, como ellos se definen. Con un largo alegato de unas cuatro horas frente a la juez militar Denise Lind, Fein quiso probar definitivamente el cargo de "ayuda al enemigo" contra Manning, por el que Estados Unidos ha pedido la cadena perpetua y que es el más grave de los 21 de que acusan al ex analista militar. Fein aseguró que Manning es un "hacker" y un "traidor y no un informante", que despreciaba a las Fuerzas Armadas y solo tenía motivos egoístas para adquirir "notoriedad" y "dejar de un lado su juramento y violar la confianza puesta en él". La acusación intentó presentar a Manning como una persona que sólo buscaba fama y que con la ayuda de WikiLeaks y de su fundador Julian Assange recopiló y expuso a la luz pública más de 700,000 documentos clasificados. En opinión de Fein, "éstas no fueron las acciones de una persona ilusa, que se tropezó con algo que pensó debía ser revelado... Tenía un plan para su beneficio personal y se puso a sí mismo por delante de los intereses del país". El fiscal subrayó el carácter masivo e "indiscriminado" de las filtraciones, las mayores de la historia estadounidense. "No había modo de que supiera ni lo que estaba dando a WikiLeaks", aseguró. En su opinión, Manning recopiló y cedió la información secreta a WikiLeaks durante meses "para que fuera conocida por el mundo y sabiendo que sería accesible por el enemigo, especialmente Al Qaeda y Al Qaeda en la Península Arábiga". El fiscal militar dijo que Manning tenía conocimiento de que Al Qaeda utilizaba Wikileaks para sus operaciones y "entendía la utilidad y valor (económico) de la información clasificada y que otras entidades extranjeras estarían dispuestas a obtenerla". El representante del Gobierno estadounidense apuntó que el propio Assange ayudó a Manning a dar con técnicas para obtener información menos accesible y recordó que "diversos informes de las fuerzas armadas de Estados Unidos indicaban que Wikileaks era una amenaza para los intereses de nuestro gobierno". Según la fiscalía, Manning filtró cerca de medio millón de documentos sobre acciones de guerra en Afganistán e Irak, más de 250,000 cables diplomáticos, datos de presos de Guantánamo (Cuba), memorandos de la CIA o correos electrónicos militares. Los datos de las guerras de Irak y Afganistán y los cables diplomáticos eran de interés para servicios secretos extranjeros, y según estimaciones de un testigo protegido podrían haber sido vendidos por varios millones de dólares en el mercado negro. Fein explicó que la filtración de los diarios sobre acciones de guerra ponía en evidencia tácticas bélicas, rutas logísticas o modos de actuar, mientras que los cables diplomáticos revelaban reuniones con contactos que podían ser represaliados. El fiscal describió la persistencia con la que Manning actuó recabando y trasmitiendo a Wikileaks información secreta desde su posición privilegiada en Irak, donde estuvo desplegado como analista desde octubre de 2009 a mayo de 2010, cuando fue detenido. Asimismo, indicó que Manning no mostró arrepentimiento y sabía las consecuencias de sus actos al filtrar documentos que "eran clave para la lucha antiterrorista y para la diplomacia internacional de EUA" y comprometían la vida de estadounidenses. La larga intervención de la acusación obligó a Lind a programar para este viernes una nueva sesión para permitir el alegato final de la defensa. Una vez terminado ese alegato, el gobierno estadounidense tiene derecho de réplica, pero se espera que la sentencia pueda conocerse ya la semana próxima. Los periodistas y los pocos testigos que pudieron asistir a la sala del tribunal fueron cacheados repetidas veces durante la jornada y sus móviles y aparatos de grabación prohibidos. En la sala de prensa, que contaba con imágenes por circuito cerrado, guardias armados espiaron por encima del hombro y con frecuencia las pantallas de los periodistas para evitar que se emitiera en vivo información de la audiencia, lo que provocó algunas críticas y expulsiones temporales.


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