A partir de hoy, los trabajadores australianos cuentan con una nueva ley que les permite desconectarse del trabajo fuera del horario laboral, sin temor a represalias.
Dicha normativa busca frenar la intrusión de correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas del trabajo en la vida personal, un problema que se ha intensificado con la pandemia de COVID-19, que desdibujó las fronteras entre el hogar y el trabajo.
La ley, conocida como el "derecho a la desconexión", establece que los empleados, en la mayoría de los casos, no pueden ser sancionados por negarse a atender comunicaciones laborales fuera de su horario de trabajo.
Por su parte, John Hopkins, profesor asociado de la Universidad Tecnológica de Swinburne, señaló que antes de la era digital, no existía este tipo de invasión, ya que los trabajadores se desconectaban por completo al terminar su jornada.
Según un estudio del Instituto Australia, en 2023 los trabajadores australianos realizaron en promedio 281 horas extras no remuneradas, valoradas en 130 mil millones de dólares australianos.
Cabe señalar que con esta nueva legislación, Australia se une a un grupo de aproximadamente dos docenas de países que han implementado leyes similares, la mayoría en Europa y América Latina.
No obstante, la norma permite excepciones para situaciones de emergencia o trabajos con horarios irregulares. En estos casos, los empresarios pueden contactar a sus empleados, pero estos solo estarán obligados a responder si es razonable hacerlo.
La Fair Work Commission, árbitro laboral australiano, determinará en qué circunstancias una negativa es razonable, tomando en cuenta la función del empleado y las circunstancias del contacto.
A pesar de sus beneficios, la ley ha generado preocupación en el sector empresarial. Australian Industry Group, un grupo de presión empresarial, criticó la falta de claridad sobre cómo se aplicará la norma, advirtiendo que podría crear confusión y reducir la flexibilidad laboral, afectando negativamente la economía.
Sin embargo, los defensores de la ley consideran que es un paso necesario para proteger el equilibrio entre el trabajo y la vida personal en la era digital.