Berlusconi se restablece en el hospital y pide leer la prensa

El jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, víctima de una agresión el domingo en Milán (norte), pasó una noche tranquila y su primer deseo fue ver los diarios, indicaron este lunes medios italianos

Berlusconi fue ingresado el domingo por la noche en el hospital San Raffaele de Milán, tras haber sido golpeado en el rostro por un hombre de 42 años en tratamiento desde hace diez por desequilibrio mental.El jefe de gobierno pasó un noche tranquila y pidió ver la prensa, y según su médico personal, Alberto Zangrillo, deberá permanecer "una a dos jornadas" en observación.Un comunicado sobre su salud será divulgado a las 11:00 GMT.El agresor, Massimo Tartaglia, fue encarcelado en una celda aislada en Milán y es permanentemente vigilado por un agente penitenciario. Su padre llamó por teléfono el domingo por la noche al hospital y, según fuentes de este centro, se declaró "consternado" por el gesto de su hijo.Tartaglia atacó a Berlusconi con una estatua en miniatura del Duomo de Milán, un souvenir para turistas con un zócalo de metal. El jefe de gobierno no llegó a perder el conocimiento, pero las fotografías lo muestran con el rostro tumefacto y cubierto de sangre.La prensa italiana criticaba este lunes la violencia "y el clima de odio" en Italia. "Violencia constitucional", titulaba en primera página Il Giornale (derecha), diario de la familia Berlusconi, sobre un primer plano mostrando las heridas infligidas al Cavaliere.A la izquierda, el diario la Repubblica destaca el "filme dramático de la plaza de la catedral (de Milán donde se produjo la agresión, ndr)" que "demuestra la degradación del clima político en Italia". "Amigos y adversarios, partidarios y oposición deben ser solidarios (con Berlusconi), como lo somos nosotros", añade la Repubblica, que exhorta a "elevarse contra la insanidad de semejante gesto", pues lo que "está en juego es nada menos que la libertad".El Corriere della Sera (centro) destaca asimismo el "clima envenenado" y, en un editorial, afirma: "El odio político es un monstruo que, una vez desencadenado, es muy difícil domar".


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