Acusan de contaminación y falso feminismo a equipo Blue Origin

La reciente misión de Blue Origin ha desatado controversia por su impacto ambiental, la percepción de un feminismo superficial y solo hacer turismo espacial
La reciente misión suborbital de Blue Origin, que incluyó a celebridades como Katy Perry y Lauren Sánchez, ha desatado controversia por su impacto ambiental y la percepción de un feminismo superficial.
Aunque Blue Origin promociona sus vuelos espaciales como limpios y sostenibles, ya que sus cohetes utilizan hidrógeno líquido y oxígeno que técnicamente solo emiten vapor de agua al quemarse, los expertos señalan que esto no cuenta toda la historia.
Este tipo de misiones turísticas, que benefician solo a unas pocas personas, se han convertido en blanco de críticas por contribuir a la crisis climática sin un aporte significativo al conocimiento científico o exploración espacial real.
Contaminación ambiental
Aunque Blue Origin afirma utilizar hidrógeno líquido, que produce solo vapor de agua, se ha señalado que gran parte de este hidrógeno es "gris", generado a partir de gas natural mediante procesos contaminantes.
Además de lo que ocurre durante el lanzamiento, hay un impacto asociado a la producción, transporte, logística y preparación de cada vuelo. Según un estudio citado por medios franceses, cada pasajero podría estar generando hasta 358 toneladas de CO₂, una cifra desproporcionada si se considera que el vuelo dura solo 11 minutos.
Acusaciones de feminismo superficial o "feminismo de escaparate"
La misión fue promovida como un avance para las mujeres en la ciencia y la exploración espacial. Sin embargo, críticos señalan que la participación de celebridades sin experiencia técnica puede trivializar los logros de mujeres científicas y astronautas que han contribuido significativamente al campo.
Además, algunos consideran que la misión refleja un "feminismo performativo" al enfocarse en la visibilidad mediática en lugar de en avances sustanciales para la igualdad de género en la ciencia.
Si bien visibilizar a mujeres en estos entornos es algo positivo, muchas críticas apuntan a que:
1. No se trató de una misión científica o técnica, sino de un evento promocional.
2. Las participantes, aunque reconocidas en sus ámbitos, no eran astronautas ni científicas; su inclusión fue vista más como una estrategia de marketing que como un esfuerzo real por impulsar a las mujeres en la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).
3. El feminismo se usó como fachada para encubrir un evento de alto impacto ambiental, orientado a personas con gran poder adquisitivo, sin un beneficio claro para las mujeres comunes o el avance científico.
4. La crítica de fondo es que este tipo de “misiones simbólicas” desvían la atención de las verdaderas barreras estructurales que enfrentan las mujeres en la ciencia y la tecnología, reemplazando el cambio real por gestos llamativos.
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