La última cena servida en el Titanic antes de la tragedia

Una mirada al último banquete servido en el Titanic, desde la primera clase hasta la modesta tercera, contrastes sociales y una cena marcada por la tragedia
El Titanic, símbolo de lujo y ambición del siglo XX, partió en su viaje inaugural desde Southampton el 10 de abril de 1912. Cuatro días después, el 14 de abril, sus pasajeros disfrutaron lo que sería su última cena. Aunque las diferencias entre clases sociales eran marcadas, la cena fue una ocasión destacada para todos los pasajeros, sin importar su ubicación en el barco. Hoy, más de un siglo después, estas comidas no solo nos revelan el lujo de la época, sino también los contrastes sociales de principios del siglo XX.
Primera clase: la alta sociedad, cena en el palacio flotante
Los pasajeros de primera clase eran aristócratas, empresarios, artistas y celebridades del momento. Cenar en el comedor de primera clase del Titanic era un acto teatral, un despliegue de lujo y sofisticación. La cena del 14 de abril consistió en un menú de diez tiempos, servido en vajilla de porcelana fina y acompañado de vinos seleccionados.
Menú de primera clase (Selección de platos)
- Ostras frescas
- Consomé Olga, crema de cebada
- Salmón pochado con salsa muselina y pepinos
- Filete mignon Lili
- Cordero con menta
- Pechuga de pollo al curry
- Langosta asada
- Pato asado con salsa de manzana
Vegetales
- Puré de papas, zanahorias cremosas, arroz hervido, chícharos
Sorbete:
- Ponche romano (granizado al ron)
Ensaladas:
- Ensalada de lechuga romana y vinagreta francesa
Quesos:
- Stilton, cheddar, roquefort
Postres:
- Budín Waldorf
- Duraznos en gelatina Chartreuse
- Helado francés
- Tartaletas de chocolate y vainilla
Ambiente
La cena duró varias horas. Se tocaba música en vivo con cuerdas, y las damas vestían vestidos de gala, mientras los caballeros lucían esmoquin o frac. Era el centro social de la noche, donde se mezclaban la opulencia, la etiqueta y la ambición de una nueva era.
Segunda clase: comodidad y refinamiento
La segunda clase estaba ocupada por profesionales, comerciantes, clérigos y algunos turistas adinerados que no alcanzaban o no querían pagar por la primera clase. Aunque sin el derroche de la primera, la experiencia gastronómica era de alta calidad.
Menú de segunda clase
- Consomé de tapioca
- Bacalao cocido con salsa blanca.
- Pollo al curry con arroz
- Cordero asado con menta
- Jamón con salsa de manzana
Guarniciones:
- papas hervidas, chícharos, zanahorias glaseadas
Postres:
- Pudín de ciruela
- Gelatina
- Frutas
- Galletas y queso
Ambiente
El comedor era cómodo, con decoración sencilla pero elegante. Los pasajeros comían a la hora señalada, con servicio de camareros, vajilla y cubiertos. Era una experiencia digna de un buen hotel de la época.
Tercera clase: simplicidad y calidez familiar
Los pasajeros de tercera clase, también llamados "terminales", eran principalmente inmigrantes europeos que viajaban a América en busca de una nueva vida. A pesar de estar en lo más bajo del sistema de clases, el Titanic ofrecía un estándar relativamente alto en comparación con otros barcos de la época. La comida, abundante y nutritiva, fue una mejora para muchos de los viajeros que venían de contextos humildes.
Menú de tercera clase
- Sopa de arroz con leche
- Guiso de carne con verduras
- Cerdo salado con puré de nabos
- Pastel de hígado
- Pan fresco y mantequilla
Postre:
- Budín de ciruelas con salsa
- Frutas frescas
- Té o café
Ambiente
Los pasajeros comían en largas mesas comunitarias en un salón sencillo pero limpio. Era un momento social, donde se compartía comida, canciones y anécdotas, especialmente entre familias y grupos de migrantes.
Aquella noche, mientras los comensales saboreaban su cena, nadie imaginaba el desenlace que se avecinaba. A las 23:40, el Titanic chocó con un iceberg en el Atlántico Norte. En las siguientes horas, más de 1,500 personas perderían la vida. Los menús rescatados, junto con testimonios de los sobrevivientes, ofrecen un retrato conmovedor de una sociedad en plena transformación, reunida en un transatlántico que parecía invencible.
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