Cuando las sombras se alargan y la noche invita a lo macabro, la música se convierte en el mejor acompañante para creer, aunque sea por un momento, que lo inexplicable puede acechar.
En esta lista conviven cumbias mexicanas, himnos pop y piezas impregnadas de atmósfera de misterio, perfectas para encender la veladora, apagar la luz y dejar que el volumen hable por sí solo.
Aquí tienes las canciones que no pueden faltar en tu noche de Halloween:
1. Frankestein - Mister Chivo
Esta cumbia de sabor popular adopta un aire monstruoso al evocar al clásico de la ciencia ficción. Su ritmo festivo se funde con el tema del “monstruo” reinventado, ideal para bailar y reír con el susto como cómplice.
2. Thriller - Michael Jackson
Un clásico absoluto de la noche oscura, donde zombies y risas diabólicas se mezclan con el ritmo. Su atmósfera de terror pop sigue siendo referencia obligada cuando se encienden las calabazas.
3. María Sabina - El Tri
Con su título evocador y su sello rockero mexicano, esta canción agrega un matiz místico al recorrido musical. Ideal para cuando la noche quiere susurrar secretos antiguos.
4. Don Diablo de Miguel Bosé
Una pieza que juega con lo demoníaco de forma elegante. Bosé lleva el diablo al terreno sentimental y nocturno, perfecto para una ambientación que coquetea con lo prohibido.
5. El Diablo - Fobia
Rock mexicano con tinte oscuro y letras que invitan a adentrarse en la sombra. Ideal para subir el volumen cuando la noche ya tiene su propio aliento.
6. Somebody’s Watching Me - Rockwell
Ese presentimiento de ser observado… la paranoia y el ritmo ochentero se combinan para que la oscuridad parezca moverse detrás de ti.
7. This Is Halloween - The Nightmare Before Christmas
Una invitación sonora a la noche de sustos, llena de monstruos, calabazas y un coro que celebra lo extraño.
8. Psycho Killer – Talking Heads
Un bajo hipnótico, letras perturbadoras y la sensación de estar dentro de una mente peligrosa. Un clásico que combina arte, locura y ritmo mortal.
9. Monster Mash – Bobby “Boris” Pickett
Un laboratorio, monstruos bailando y un toque de humor macabro. Este clásico sesentero convierte el terror en pura diversión.