Entre decenas de playeras, banderas, termos, zapatos, alfombras y figuras, Carmen y José Pedro adornan su casa con los colores y escudo del equipo del Monterrey.
Desde que tenía cinco años, José Pedro es un gran aficionado de los Rayados de Monterrey, ese gran amor se lo transmitió a su esposa y a sus hijos, a quienes también les contagió su pasión por jugar fútbol.
“Empecé a escuchar la radio en aquellos tiempos, escuchaba a los dos equipos pero me llamaba más los rayados, y de ahí pa ca has descuenta que lo traigo tatuada la camisa”, dijo José Pedro.
El padre de familia, Rayado de corazón, compartió que su jugador favorito de toda la historia de los Rayados fue Jesés Arellano, el regiomontano que salió de las fuerzas básicas del equipo.
Carmen explica que su amor por los Rayados es lo que más los une como familia, pues se reúnen cada fin de semana a ver los partidos con una carne asada y la intención de disfrutarlo en familia
“Pero sí tratamos de inyectar todo este amor, la pasión de Rayados, desde la nietita que ya en la última que ya nació Lolo, su traje, si es que los nietos igual lo son los tres nietos, tres nietas y felices con Rayados”.
Edson el mayor de dos hermanos, explica que desde pequeño sus padres le contagiaron la pasión por su equipo, él expresa que es como traer la sangre Rayada.
“Ya lo traemos de nacimiento y pues realmente pues seguir pasándolo a ellas son Rayadas desde que nacieron, todas han tenido su pañalera y todo desde bebé recién nacidos e igual a ellas les ha gustado, igual les sigue gustando y me acompañan y me son muy fieles a mí y fieles al equipo”, dijo Edson.
Ahora las pequeñas del hogar, Isabella y Renata, siguen con la herencia Rayada y el gran amor de disfrutar sus juegos en familia.