Familiares honran a mineros de Pasta de Conchos
Familiares, compañeros y organizaciones se reunieron para recordar a los 65 trabajadores que quedaron atrapados en la mina de Pasta de Conchos hace 19 años
Con la voz entrecortada, Claudia Marisela Escobar Pacheco, viuda de uno de los mineros, dio la bienvenida a quienes se reunieron para recordar a los 65 trabajadores que quedaron atrapados en la mina de Pasta de Conchos hace 19 años.
Con un profundo sentimiento de lucha y memoria, familiares, compañeros y organizaciones como el Sindicato Minero y el Partido de los Comunistas reafirmaron su exigencia de justicia. Para ellos, esta no es solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio de una herida abierta, de promesas incumplidas y de un duelo que no ha encontrado consuelo porque los cuerpos de sus seres queridos siguen en el fondo de la mina.
Aquel 19 de febrero de 2006, la explosión dejó devastadas a decenas de familias. A pesar de que en los primeros días algunos mineros fueron rescatados con vida, la empresa y las autoridades suspendieron el rescate apenas cinco días después, argumentando que nadie había sobrevivido. Pero los testimonios de los trabajadores que lograron salir contaban otra historia: dentro aún había esperanza.
Hoy, las familias no solo lloran su ausencia, sino que siguen luchando por su dignidad. No quieren discursos ni homenajes vacíos, sino respuestas y acciones que impidan que otra familia pase por el mismo dolor.
“El dolor no prescribe, necesita acompañamiento”: Obispo consuela a familiares de mineros en pasta de conchos
Con palabras de consuelo y un mensaje de esperanza, Monseñor Alfonso Gerardo Miranda Guardiola ofició una emotiva misa en memoria de los 65 mineros que perdieron la vida en Pasta de Conchos hace 19 años. Por primera vez, una eucaristía fue celebrada en el sitio donde ocurrió la tragedia, un gesto que llenó de emoción a las familias que aún llevan en el alma el peso de la ausencia. “El dolor no prescribe”, dijo el obispo, recordando que el sufrimiento solo puede ser aliviado con amor y acompañamiento. La fe, aseguró, es lo que ha sostenido a estas familias durante casi dos décadas de lucha por justicia.
En su mensaje, el monseñor Miranda Guardiola subrayó la importancia de continuar el acompañamiento a las familias, no solo con misas conmemorativas, sino con una presencia constante. También hizo un llamado a las empresas, al gobierno y a los trabajadores a priorizar la seguridad en las minas para evitar que otra tragedia como esta vuelva a ocurrir. El rescate de los cuerpos de 12 mineros ha sido un paso hacia la sanación, permitiendo que algunas familias puedan darles sepultura cristiana, pero la lucha por justicia y verdad aún no termina.
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