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Don Francisco, 30 años después del accidente, sigue inspirando

Por: Tyler Collazo

30 Julio 2025, 21:05

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A los 16 años, un accidente con el tren le arrebató las piernas y con ellas, casi también las ganas de vivir. Pero no su alma, ni su fuerza interior

En la colonia San Isidro, al sur de Saltillo, vive un hombre cuya historia no solo conmueve, sino que inspira. Don Francisco, de 50 años, no camina desde hace más de tres décadas.

A los 16 años, un accidente con el tren le arrebató las piernas y con ellas, casi también las ganas de vivir. Pero no su alma, ni su fuerza interior.

Han pasado 30 años desde aquel trágico día, cuando un descuido, un instante, le cambió la vida para siempre. 

El sonido de los rieles todavía retumba en su memoria, pero hoy su testimonio retumba con más fuerza en los corazones de quienes lo conocen. “Fue un segundo... y todo se fue. Mis piernas, mis sueños de joven, mis ganas de estudiar, de trabajar, de tener una vida como los demás”, relata con la mirada serena, como quien ya aprendió a hacer las paces con el pasado.

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Tras el accidente, Don Francisco pasó tres meses internado en el Hospital Universitario, enfrentando operaciones, infecciones y una recuperación que no era solo física, sino profundamente emocional. “Me quería rendir. No me sentía capaz de enfrentar el mundo en una silla de ruedas. Pensaba que todo había terminado para mí”, recuerda.

Pero no estaba solo. Su familia fue su sostén, en especial un sobrino que, al verlo caer en la tristeza, le ofreció más que un techo: le ofreció amor, compañía y fe en que todavía había un camino por recorrer, aunque distinto al que imaginó de niño.

Hoy, Don Francisco sobrevive con lo justo; sus recursos son limitados y no puede trabajar al ritmo de los demás. Pero se niega a quedarse inmóvil frente a las adversidades.

Hace apenas unos días, sus vecinos lo vieron en la calle, remendando con sus propias manos las llantas agrietadas de su vieja silla de ruedas, esa que ha sido su compañera por años, pero que ya no daba más.

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Esa imagen no pasó desapercibida. Movidos por su historia y su ejemplo, integrantes de la asociación de taxis Sagitario, encabezada por su secretario general, Víctor Hernández, tomaron la decisión de actuar. Sin pedir nada a cambio, llegaron hasta su casa y le donaron una silla de ruedas completamente nueva.

“Fue una sorpresa, no lo podía creer. Me sentí visto, escuchado, como si la vida me dijera que todavía vale la pena”, dice don Francisco, con los ojos húmedos y la voz entrecortada.

Conmovido, agradeció profundamente al sindicato y a quienes hicieron posible este gesto. Y más allá de la ayuda material, lo que él valora es el reconocimiento: “La vida no se detiene por una discapacidad. Si tienes corazón, ganas, y alguien que crea en ti, siempre hay un motivo para levantarte, aunque sea desde una silla de ruedas”.

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A sus 50 años, Don Francisco no solo sigue moviéndose, también sigue enseñando. 

A todos quienes lo conocen les recuerda que la vida vale la pena, incluso cuando duele, incluso cuando cambia radicalmente. Porque como él mismo dice: “No necesito tener piernas para seguir caminando... necesito amor, voluntad, y una razón para seguir adelante”.

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