El Pitohui Encapuchado: ave venenosa de Nueva Guinea

El Pitohui Encapuchado vive en Nueva Guinea y la toxina que produce es muy parecida a la de algunas ranas letales y puede causar la muerte en poco tiempo

El veneno que fabrican es la homeobatraciotoxina, típica de algunas ranas, y se encuentra preferentemente en las plumas, en la piel. El pitohui de Nueva Guinea es la primera ave en el que se ha descubierto que utiliza veneno como medio de defensa. Un equipo de investigadores norteamericanos ha descubierto que numerosas especies de pitohui o “pájaros basura”, unas aves cantoras endémicas de Nueva Guinea, utilizan veneno para defenderse de los posibles depredadores. El tóxico, conocido como homobatracotoxina, se concentra principalmente en las plumas y la piel del ave, aunque también puede recogerse de los músculos, el estómago y otros órganos del animal. Las plumas más tóxicas son aquéllas localizadas en la barriga, pecho y piernas de los pájaros. También se cree -aunque no está aún demostrado- que las aves frotan la toxina en los huevos y en el nido, protegiéndolos de eventuales depredadores como serpientes, roedores y aves rapaces. Hasta ahora, este tipo de defensa química sólo era conocida en otros organismos pero no en las aves. Curiosamente, la homobatracotoxina aislada en los pitohui pertenece a una clase de compuestos denominados batracotoxinas. Los herpetólogos pensaban que estos venenos eran exclusivos de las ranas neotropicales del género Phyllobates (Phyllobates aurotaenia) y Dendrobates. Uno solo de estos batracios, del tamaño de una lenteja, tiene en su piel veneno suficiente para matar a varias personas. Al ser ingerida, el sabor tan espantoso de la toxina impulsa al depredador a escupirla casi al instante. La homobatracotoxina debe de actuar de modo similar en los “pájaros basura”. “En 1990 ya se había descubierto que el Pitohui dichrous, contenía en sus plumas y músculos una sustancia tóxica que podría funcionar como una defensa química”, dice John P. Dumbacher, del Departamento de Ecología y evolución de la Universidad de Chicago. “Durante la recolección y preparación de los especimenes, el veneno nos provocó entumecimiento, quemaduras y repetidos estornudos al contactar con los tejidos bucales y nasales.” Investigadores han encontrado un segundo género de ave venenosa -el Ifrita kowaldi- también conocido por los lugareños de Nueva Guinea como el “pájaro amargo”, que lleva las mismas toxinas de las ranas neotropicales cuyo veneno se utiliza en dardos por tribus de Centro y Sudamérica.


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